Aunque la Navidad suele asociarse con alegría y unión, para muchas personas estas fechas pueden despertar tristeza, soledad o melancolía. Las ausencias, las dificultades económicas o la depresión pueden afectar el ánimo. Esto no significa falta de “espíritu navideño”, sino una respuesta emocional ante pérdidas, cambios o expectativas no cumplidas.
Algunas formas de sobrellevarlo:
Permítete sentir. No tienes que fingir alegría; es válido no estar bien todo el tiempo.
Crea nuevos rituales. Si las tradiciones pasadas resultan dolorosas, busca actividades o rutinas que tengan significado para ti y te brinden
bienestar.
Establece límites. Di “no” a compromisos que te generen estrés y comunica tus necesidades a tu entorno.
Busca apoyo. Habla con alguien de confianza y procura no aislarte. Rodéate de personas que te acompañen o participa en actividades comunitarias.
Cuida lo esencial. Duerme bien, aliméntate de forma saludable y mantón actividad física.
Pide ayuda profesional si la necesitas. Si la tristeza es persistente o afecta tu vida diaria, acudir con un terapeuta puede ser muy útil para evitar que la situación se agrave


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